Y por último, piensa y prepara tu plan B, es decir, qué vas a hacer para el caso de que no sea posible alcanzar un acuerdo óptimo para tus intereses.
Ello te permitirá, por un lado, tener más fuerza en la mesa de negociaciones, pues obviamente no ejerce la misma presión en la otra parte el saber que cuentas con otras ofertas, que si sabe que no las tienes; y por otro, te dará la confianza necesaria para saber cuándo el acuerdo no te interesa y por tanto cuándo es hora de levantarte de la mesa de negociaciones.
Porque si tu plan B, es decir, tu alternativa, lo que puedes hacer en caso de no llegar a un acuerdo, te resulta más interesante que el acuerdo sobre el que estás trabajando, ¿qué haces todavía en la mesa de negociaciones?
Cuantas más alternativas a la negociación tengas, más preparado acudirás a la mesa de negociaciones, y mejor será el acuerdo que obtengas.
